Dres. Camila Ramos1, Gabriel Parma1, Gabriela Silvera1, Gabriela Ormaechea1, Gustavo Tamosiunas2, Pablo Álvarez1, Lucía Florio1, Grupo UMIC1
1. Grupo UMIC: Santiago Acle, Sebastián Albistur, Flavia Álvarez, Pablo Álvarez, Rodrigo Andrade, Lía Carlevaro, Cristina Chamorro, Lucía Florio, Andreina Gómez, Leonardo Oliva, Gabriela Ormaechea, Gabriel Parma, Verónica Pérez, Camila Ramos, Leticia Rojas, Gabriela Silvera, Victoria Trelles, Jacqueline Zeballos.
UMIC: Unidad Multidisciplinaria de Insuficiencia Cardíaca. Clínica Médica A; Cátedra de Cardiología. Hospital de Clínicas, Universidad de la República. Montevideo,Uruguay.
2. Departamento de Farmacología y Terapéutica. Hospital de Clínicas, Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.
Correspondencia: Dra. Camila Ramos Malcuori. Correo electrónico: camiramos@gmail.com
Los autores declaran no tener conflictos de intereses.
El presente estudio no tiene fuentes de financiamiento.
Recibido Dic 14, 2017; aceptado Ene 21, 2019
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Resumen
Introducción: los antagonistas del receptor de mineralocorticoides han demostrado ser beneficiosos en pacientes con insuficiencia cardíaca y fracción de eyección reducida (ICFEr) sintomática. Sin embargo, se dispone de escasa evidencia respecto a sus efectos hemodinámicos y no existen reportes locorregionales sobre su uso en la práctica clínica. En esta experiencia inicial analizamos el perfil de efectividad y seguridad de eplerenona a mediano plazo en portadores de miocardiopatía isquémica con ICFEr.
Material y métodos: se realizó un estudio prospectivo, abierto, en una muestra por conveniencia de pacientes asistidos en una unidad de insuficiencia cardíaca con antecedente de infarto agudo de miocardio (IAM) y fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) £40%. Eplerenona se prescribió en dosis ajustadas al índice de filtrado glomerular, asociada a la terapia crónica usual, basada en las guías de práctica clínica. Cada paciente ofició de su propio control a los seis meses, con medidas seriadas en las variables clínicas, de laboratorio, estructurales, hemodinámicas y en tests de calidad de vida (cuestionario de Minnesota) y adherencia (escala de Morisky-Green).
Resultados: se incluyeron 26 pacientes, 73% hombres, con una edad de 66,3 ± 9,7 años. No se observaron cambios en las variables clínicas durante el seguimiento a mediano plazo. Se observó un aumento de la FEVI (29,4% ± 7,2% a 32,0% ± 7,4%, p = 0,02) y en el gasto cardíaco (4,1 ± 1,1 l/min a 4,9 ± 1,0 l/min, p = 0,0007) y una disminución de la resistencia vascular sistémica (1669,8 ± 544,2 dinas.s/cm5 a 1.248,4 ± 350,6 dinas.s/cm5, p = 0,01). Aunque el uso de eplerenona se asoció con un aumento en los niveles de potasio y con una disminución en la tasa de filtración glomerular, no hubo hospitalizaciones ni muertes a los seis meses. Además, la eplerenona se asoció con una mejoría en la calidad de vida (puntaje de Minnesota: 17,5 a 10,0 puntos, p = 0,02) y una buena adherencia al tratamiento.
Conclusión: el uso de eplerenona se asoció con una mejoría del perfil hemodinámico y de la calidad de vida, buena seguridad y adecuada adherencia al tratamiento a mediano plazo en pacientes con ICFEr de etiología isquémica. Mediante series mayores y un seguimiento más prolongado deben compararse los efectos hemodinámicos en subpoblaciones de pacientes con ICFEr de diferentes etiologías.
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