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Comunicado ante el reciente aumento de la salinidad en el agua potable de OSE


Mar. 09/05/2023

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Montevideo 9 de mayo 2023


Ante el reciente aumento de la salinidad en el agua potable de OSE, la Sociedad Uruguaya de Cardiología desea realizar las siguientes consideraciones.

En Uruguay las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte en adultos. Entre ellas se incluyen el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular y la insuficiencia cardíaca (IC). La hipertensión arterial (HTA), junto con la diabetes, el tabaquismo y la obesidad son los principales factores de riesgo modificables para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Existe relación causal entre la ingesta de sodio y las cifras de presión arterial (PA). El consumo excesivo de sal -cloruro de sodio- (2,5 gr de sal contienen 1gr de sodio), definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como mayor a 5 g/día, o 2 g/día de sodio (lo que equivale a una cucharadita de té), se asocia con un aumento de la prevalencia de hipertensión y un aumento de la PA con la edad.

A su vez, la restricción del consumo de sodio tiene un efecto de reducción de la PA con la consiguiente reducción del riesgo CV global. En Uruguay se estima que el 37% de la población es hipertensa, y muchos de ellos podrían desconocerlo. La ingesta de sodio en nuestro medio ronda los 3,4 g al día, lo cual estaría por encima de lo recomendado por la OMS. Las guías internacionales de prevención cardiovascular aconsejan restringir la ingesta de sodio 2 g/día para la población general, haciendo especial énfasis en los pacientes hipertensos.

La insuficiencia cardíaca (IC) se ha convertido en los últimos años en un importante y creciente problema de salud pública en los países desarrollados. Es una de las causas principales de hospitalizaciones en personas mayores de 65 años y de muerte cardiovascular. La IC es un síndrome clínico complejo dado por una alteración en el normal funcionamiento de bomba y/o de llenado del ventrículo izquierdo. La HTA es una enfermedad que predispone al desarrollo de IC y de cardiopatía isquémica, que en última instancia también genera IC. La retención de sodio y agua es la causa fundamental de los síntomas congestivos en el paciente con IC. Esto se debe a la puesta en marcha de mecanismos compensadores que intentan mejorar la capacidad de bomba del corazón, pero que perpetuados en el tiempo generan daño. Es por eso que, en este grupo de pacientes, se aconseja una reducción moderada en la ingesta de sodio.

Los Estados Miembros de la OMS han acordado reducir en un 30% el consumo de sal de la población mundial de aquí a 2025. La reducción de la ingesta de sal se considera una de las medidas más costo-eficaces a tomar para mejorar la situación sanitaria de la población. Se estima que, esta reducción generará un año más de vida sana a un costo inferior al ingreso anual medio o al producto interno bruto por persona. En cuanto a mortalidad, la proyección es que se evitarían 2,5 millones de defunciones por año si el consumo de sal mundial se redujera al nivel recomendado.

Sodio en el agua

La OMS recomienda para el agua potable un nivel máximo de concentración de sodio de 200 mg/L, el cual es adoptado por el 90.90% de las normas de calidad de agua de cada uno de los países investigados. Esto representa normalmente un porcentaje menor de la ingesta diaria de sodio. El nivel de cloruro está definido más por el sabor que por su efecto nocivo sobre la salud, y se establece en 250 mg/L

Debido a la escasez de agua, la OSE ha aumentado la concentración de sodio en el agua de 200 mg/L a 400 mg/L. En este nuevo contexto el agua potable aportaría a la dieta 800 mg adicionales de sodio, suponiendo que la ingesta diaria total de una persona es de 2 L de agua. Este aumento de los niveles de sodio en el agua potable supone pues un incremento significativo porcentual en la ingesta diaria de sodio. 

En nuestro medio, así como gran parte del mundo desarrollado, se estima que el consumo de sal es superior al aconsejado. Esto está vinculado principalmente al agregado excesivo de sal al cocinar, al uso de sal de mesa y al creciente consumo de alimentos con alto contenido de sodio: embutidos, manufacturas, lácteos, harinas y comidas rápidas. Esto se torna más relevante aún si el agua presenta un aumento relativo de sodio. Esta situación nos obliga, y a la vez nos da la oportunidad, de hacer hincapié en la educación nutricional, porque si bien el exceso de sodio es especialmente dañino para poblaciones seleccionadas, la adquisición de conductas saludables a temprana edad provee el mayor beneficio para prevenir el desarrollo de enfermedades no transmisibles como las mencionadas.

Desde el punto de vista de la salud cardiovascular, los pacientes hipertensos con difícil control de sus cifras de PA, los pacientes con insuficiencia cardíaca que se encuentren en situación límite de compensación o que les cueste llegar a la misma, y los pacientes que tienen dificultad en la adherencia a los tratamientos de su hipertensión arterial o de su insuficiencia cardíaca, son los que están en mayor riesgo de sufrir descompensaciones.

El aumento de la concentración de sodio en el agua es un factor a tener en cuenta en tanto suma a la ingesta diaria máxima recomendada. La Sociedad Uruguaya de Cardiología, considerando una óptica cardiovascular, centrada en el perfil de nuestros pacientes, creemos pertinente realizar las siguientes recomendaciones hasta tanto se resuelva esta situación sanitaria:

  1. Controlar la presión arterial.
  2. Disminuir el consumo de sodio en los alimentos, evitando los ultraprocesados y panificados, y la sal agregada.
  3. Mantener un estilo de vida saludable mediante la realización de ejercicio físico, evitando el consumo de sustancias como tabaco y alcohol.
  4. Reforzar la adherencia a los tratamientos farmacológicos antihipertensivos cuando hayan sido indicados por su médico tratante.
  5. Ingerir agua embotellada dentro de las posibilidades individuales; si se emplean filtros, solo los con capacidad de extracción de sodio son útiles en este escenario.
  6. Consultar con el médico de cabecera si existen dudas sobre la ingesta de sodio.

Es el compromiso de esta Sociedad informar a la población sobre los efectos del consumo de sodio a largo plazo y el impacto de los cambios nutricionales que favorecen la salud cardiovascular.


  1. Guía ESC/ESH 2018 sobre el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial. Grupo de Trabajo de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y la European Society of Hypertension (ESH) sobre el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial. Rev Esp Cardiol. 2019;72(2):160.e1-e78.
  2.  He  FJ,  Li  J,  Macgregor  GA.  Effect  of  longer-term  modest  salt  reduction  on  blood  pressure. Cochrane Database Syst Rev. 2013;4:CD004937.
  3. Guidelines for Canadian Drinking Water Quality: Guideline Technical Document – Sodium, Government of Canada. https://www.canada.ca/en/health-canada/services/publications/healthy-living/guidelines-canadian-drinking-water-quality-guideline-technical-document-sodium.html.
  4. He FJ, Pombo-Rodrigues S, MacGregor GA. Salt reduction in England from 2003 to 2011: itsrelationship to blood pressure, stroke and ischaemic heart disease mortality. https://bmjopen.bmj.com/content/4/4/e004549
  5. Guía ESC 2021 sobre el diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia cardíaca aguda y crónica. DOI: 10.1016/j.recesp.2021.11.027
  6. Evidencia del impacto del consumo de sal y las enfermedades cardiovasculares. Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular.  Disponible en: https://cardiosalud.org/evidencia-del-impacto-del-consumo-de-sal-y-las-enfermedades-cardiovasculares/.
  7. Armonización de los estándares de agua potable en las Américas. Disponible en: https://www.oas.org/dsd/publications/classifications/Armoniz.EstandaresAguaPotable.pdf.

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